miércoles, 15 de julio de 2009

Sobre los hombros de un gigante

Rola recomendada

Una noche caminaba en los andenes del paradisiaco metro, iba sumergido en mis pensamientos, acababa de ver un excelente documental llamado -Ladrones viejos: las leyendas del artegio - no creí encontrarme con un trabajo tan bien realizado, tan sensible, tan humano, valiente denuncia, no se una joya, un grito de esperanza cuando los dados estan cargados hacia solo un lado, y emocionado de haber conocido a su creador Everardo González y compartir una charla con el y el público, venía pensando que hacían falta trabajos de este calibre para despertar algo en nosotros que ya esta bastante atrofiado, un sentido de brillo y Matiz en la vida .

De pronto veo a un hombre de edad avanzada que por sus ropas, pienso que es una persona muy humilde, tiene un sombrero y unos pantalones de mezclilla negros y una camisa azul rey, unos zapatos muy viejos y sin calcetines me le acerco y le pregunto ¿le puedo ayudar?, el por un momento me mira con desconfianza y un instante después le estoy ayudando a cargar una de sus bolsas , yo llevo una y el hombre la otra, él tiene mucha dificultad para caminar, y se esfuerza mucho a parte tiene un problema en su rodilla derecha pues le impide caminar bien, después de unos pasos me dice –me puedes ayudar con la otra bolsa- yo pienso –que tonto soy-, pues claro que si le digo y camina delante de mi , mientras lo voy observando , como se esfuerza por caminar y como era posible que tuviera la fuerza de cargar estas bolsas tan pesadas para el que en sus condiciones era una proeza, imagino que viene de provincia , veo sus zapatos y recuerdo la película que acababa de ver y reflexiono sobre lo duro que es la vida para muchas personas , me siento bien con esa pequeñísima ayuda, pasa por mi mente darle algo de dinero y lo dudo por aquello de que se vaya a ofender pues el es un hombre de trabajo, al llegar a su destino, me despido de aquel hombre , me da las gracias y mete su mano en sus bolsillos, suenan unas monedas, y me dice , deja te doy unos centavos , yo le toco el hombro conmovido y le digo –no en realidad yo le ayudo por que se ve que usted es una buena persona- se me hace un nudo en la garganta, me marcho, y confieso que las lagrimas se me salen, y me digo a mi mismo –como es posible que el, que se encuentra en esas condiciones me comparta algo de manera tan espontanea no lo se- me conmueve y recuerdo que cuando le decía al director de la película de ladrones viejos un comentario que escuche decir de mi amigo Francisco y se me ha quedado muy grabado, -Somos un pueblo de gigantes gobernados por enanos- Everardo el director me decía –nosotros tenemos el gobierno que merecemos pues si hoy en día el chavo del 8 tiene rating, estamos amarrados y sedados, y claro el PRI regresa- yo no estuve del todo de acuerdo,

Más aun cuando aquel hombre me permitió vivir la experiencia. Un hombre de aspecto humilde y una mirada de dignidad y tristeza y con sus manos en los bolsillos buscando algo que compartir ,cuando toque su hombro le debí haber dicho –GRACIAS, gracias mi hermano, gracias paisano por dejarme subir a los hombros de un gigante.

Ahora solo espero no olvidarlo nunca.

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